Es proverbial el abnegado servicio al público que ofrecen las tiendas de alimentación regentadas por inmigrantes asiáticos (popularmente conocidos como paquis). No obstante, ninguno ha superado el récord de servicio ininterrumpido de Colmado Jamil, en Cerdanyola del Vallès, que abre 27 horas diarias. Esta aparente paradoja se debe al oportuno vórtice espaciotemporal en cuyo centro se yergue el establecimiento.
Para los cuatro zopencos de entre nuestros lectores que no lean a Stephen Hawking, lo explicamos en términos de física básica: ¿saben aquella «sala del tiempo» de Bola de dragón, dentro de la cual transcurre un año en el tiempo en que fuera ha transcurrido solo un día? Pues en el Colmado Jamil pasa algo parecido. Gracias a un pliegue o arruga en el continuo espacio-tiempo situado en la misma finca, a medida que uno se acerca a la tienda el tiempo empieza a ralentizarse, hasta que, en el interior de la misma, el día dura 33 horas.
El industrioso Jamil (que por cierto no es paqui, sino bengalí) solo necesita dormir seis, y puede dedicar las otras veintisiete a ver culebrones indios en Youtube y hablar por teléfono con su familia mientras atiende a los clientes con una sonrisa desdentada. «¡27 horas a su servicio, amigo!», saluda siempre el anciano Jalil, a quien todos recuerdan cuando abrió el súper no hace mucho, siendo aún un jovencito emprendedor.
Para los cuatro zopencos de entre nuestros lectores que no lean a Stephen Hawking, lo explicamos en términos de física básica: ¿saben aquella «sala del tiempo» de Bola de dragón, dentro de la cual transcurre un año en el tiempo en que fuera ha transcurrido solo un día? Pues en el Colmado Jamil pasa algo parecido. Gracias a un pliegue o arruga en el continuo espacio-tiempo situado en la misma finca, a medida que uno se acerca a la tienda el tiempo empieza a ralentizarse, hasta que, en el interior de la misma, el día dura 33 horas.
El industrioso Jamil (que por cierto no es paqui, sino bengalí) solo necesita dormir seis, y puede dedicar las otras veintisiete a ver culebrones indios en Youtube y hablar por teléfono con su familia mientras atiende a los clientes con una sonrisa desdentada. «¡27 horas a su servicio, amigo!», saluda siempre el anciano Jalil, a quien todos recuerdan cuando abrió el súper no hace mucho, siendo aún un jovencito emprendedor.
[Manda Güevos - El Jueves]
Anda que.... pues yo le gano al Jamil ese, que duermo menos que él, yo duermo 5 horas pero no diré en que empleo las restantes. Algunas si que estoy mas allá del espacio sideral, vamos ¡que puedo estar por las nubes!. jajaja.
ResponderEliminarWarcry, gracia por compartir las cosas que te llaman la atención.
Un besico.