MUSILOCOS MUSILOCOS MUSILOCOS MUSILOCOS MUSILOCOS MUSILOCOS MUSILOCOS MUSILOCOS MUSILOCOS MUSILOCOS


lunes, 11 de abril de 2011

La muerte del alma.

Las campanas entonaron muerte y su eco, jocoso y macabro, resonó en los confines de aquel hermoso paraje, manchado ahora, por la desolación y el quebranto. Nuevamente el atronador silencio se hizo dueño de nuestros oídos y atipló la voz del pensamiento colectivo. Unas almas que ondeaban a media asta bajo un cielo encapotado, que se sumaba, con su oscuro y lúgubre atuendo, a aquel último adiós.

Un río de vestiduras negras acompañaba al diminuto féretro en su recorrido por las estrechas calles que tantas veces la habían visto correr. Las mismas calles donde dio sus primeros pasos. Donde se cayó y sola, se volvió a levantar. Donde derramó sus primeras lágrimas. Todo nos recordaba a ella. Y ahora solo era eso, un dulce recuerdo con un amargo final.

Mi conciencia era un acantilado golpeado una y otra vez por las olas de la culpabilidad. No había cumplido la promesa que le hice cuando la vi por primera vez, recostada sobre el pecho de su madre en la habitación del hospital. Allí, tan indefensa, tan vulnerable, le prometí que siempre cuidaría de ella y que nunca permitiría que nada le ocurriese. Me juré por mi vida, que haría lo imposible para que siempre fuese feliz.. Le prometí que daría mi vida por la suya si fuese necesario, pero no tuve la oportunidad de demostrárselo. Y ahora, nada llenaba su ausencia.

Y en aquella lóbrega y gélida cavidad descansará para siempre. Y junto a ella dormitarán mis sueños y esperanzas. Yacerán millones de momentos y sentimientos que no he compartido, ni compartiré ya con ella. Entre sus manos, deposité mi corazón, su corazón, para que siempre la acompañe allá donde esté. Y entre mis manos, una fotografía a la que me aferro como el mayor de los tesoros. Es especial, un trocito de nuestras vidas. Un instante robado al tiempo mientras, acurrucada en mis brazos, dormíamos plácidamente en el acogedor sillón de lectura. Y ahora, a pesar de mis esfuerzos, esa imagen se marchitaba por el paso del tiempo.

Y cuando la marmórea lápida selló la negrura, con un tosco y seco ruido, un mar de lágrimas ahogó el desgarrador llanto que resquebrajó, en cientos de pedazos, los corazones de los allí presentes. Nos negábamos a aceptar que jamas volveríamos verla. Mi entereza doblegada por la melancolía forzó a mi cuerpo a hincarse de rodillas y allí postrado recé. Necesitaba hacerlo por ella. Necesitaba convencerme de que le esperaba un paraíso inimaginable. Necesitaba engañarme creyendo que algún día volvería a verla feliz y llena de vida. Pero ahora, ya la estaba echando de menos.

Cada noche espero la salvadora visita de la muerte, esa dama oscura acechante de rostro impasible y mirada impenetrable. Sueño con el momento que el acerado filo de su guadaña sesgue mi vida con un movimiento preciso y certero, poniendo punto final a este tormento. Deseo sentir como la afilada hoja secciona mi carne putrefacta por los jugos de la rabia y la impotencia. Herido, aguardo por la dulce puntilla, el ansiado golpe de gracia. No me importa morir porque ya estoy muerto. Y ahora, no soy más que un muerto en vida, derrumbado en cada rincón que me recuerde a ella.

Maldigo al tiempo y no al olvido. Maldigo a Dios y no a la muerte. Maldigo mi cobardía. Nada alivia este dolor, nada cicatriza la herida. Me condené a una vida de sufrimiento, infructuosa penitencia. Me condené a morir de pena.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Hoy me tomo el privilegio de escribir el primer post.

    Queria anunciar que este será mi última entrada en el blog, por lo menos por el momento. No quiero acaparar todas las lineas del mismo, porque el blog ha surgido, o esa era la intencion, para que todos compartamos lo que sentimos, lo que imaginamos, las historias que llegamos a construir de la nada o simplemente aquello que queremos compartir con los demas.

    Yo al principio tampoco estaba por la labor de participar, pero me fui animando porque era algo que esperaba que nos uniera un poco más, pero por lo visto lo que ha conseguido es separarnos.

    Siento que esta ultima entrada sea tan triste. Hace tiempo que la escribi y como la escribi con idea de publicarla, pues no me parecia lo mas justo que se quedara en un documento perdido en una de las miles de carpetas que abarrotan mi disco duro.

    Por todo ello solo puedo decir, perdonad mi pesimismo.

    Larga vida al blog.

    ResponderEliminar
  3. Esta lleno de mucho sentimiento y triste a la vez eres un encanto y escribiendo todo un poeta un besazo muackkkkkkkk

    P.D me encantaria que esta no fuera tu ultima entrada

    ResponderEliminar