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domingo, 3 de abril de 2011

Rutina.

Cada día nos levantamos y oteamos un horizonte recortado por colosales figuras que se alzan, desde sus cimientos, con la intención de colonizar aquello que aún no hemos podido. Esculturas huecas de hormigón sustentadas en acerados esqueletos, que nos acercan cada vez más al olimpo de los dioses. Y esa sensación de mirar el mundo desde un plano superior, nos recuerda que, desde hace mucho tiempo, el ser humano se ha planteado derrocar a cuantos dioses ha creado, para sentarse, magnánimo y altivo, en el trono del universo.

Cada día andamos caminos ya andados. Doblamos esquinas que ya no guardan ningún secreto. Vivimos horas ya pasadas. Una película que se rebobina automáticamente cada noche para atraparnos en las redes del tiempo. Un tiempo que pasa, nos envejece, nos vuelve más sabios y nos embauca en la comodidad de nuestras vidas. Ya se sabe, mejor malo conocido que bueno por conocer.

Cada día somos peones de un juego que ni siquiera llegamos a imaginar. Un tablero que día tras día, partida tras partida, siempre es igual. Movimientos perfectamente definidos. Y el azar, más esquivo con el paso del tiempo, es el único que puede brindarnos las mieles de la victoria. Vencer a la rutina. Sin arriesgar, sin perder, sin ganar.

Cada día mil cruces de miradas y ni una sola palabra. Conversaciones vacías llenas de hipocresía. Gritos ahogados claman por un giro inesperado. La salvación cada vez mas distante. Nuestro tiempo se agota. Vivir es el pecado original. No merece la pena arrepentirse por lo que hemos hecho, al final nadie nos juzgará. Pero la sensación de vacío, de sueños no cumplidos, de ilusiones reprimidas nos torturará todos los días hasta el punto final.

Cada día se representa la misma función. Somos títeres a un extremo del hilo, encadenados a la cobardía de nuestros actos, al conformismo. Nos resignamos a esta vida y sonreímos. Pisoteados por las obligaciones de seres gregarios de sociedades prefabricadas que luchan por sobrevivir, por revivir cada mañana del ayer. Somos rutinas convergentes en un punto, en un instante. Almas ausentes en busca de la complicidad necesaria para comenzar una revolución. La revolución de la felicidad, de la libertad.

Cada día el reflejo de espejos distorsionados nos muestran una falsa realidad. Una imagen modelada por la opinión publica e iconos mediáticos que dictan lo que esta bien y lo que esta mal. Dioses de pacotilla que juegan a trazar las lineas de lo prohibido. Reglas creadas para atar nuestros espíritus. Leyes para esclavizarnos. Vidas de todo a cien, rebosante mediocridad.

Cada día, soñadores se quedan sin alas. Cada día, genios no encuentran su lampara. Cada día, ilusiones mueren de desaliento. Cada día, morimos por dentro. Cada día, cada día, cada día, hasta que le pongamos remedio.

¿Qué horizonte mirarás mañana? ¿Qué reflejos buscarás mañana?¿Qué camino andarás mañana?

3 comentarios:

  1. Como siempre una sintaxis expléndida y un juego de palabras sublimes, pero reiterando siempre la negatividad, el eje motor de tu historia.
    SEEEEEEEEE POSITIVOOOOOOO PUÑETERO

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  2. Inversaa, estoy de acuerdo contigo pero... La literatura se ha hecho de almas atormentadas, poetas tísicos, tragedias de amor, angustia existencial, nausea, dolor, distancia, crueldad, desesperación y drama. También hay amor, gloria, épica y grandeza pero casi nunca va sin lo otro. Si quieres azúcar glaseado me temo que deberías conformarte con la Disney. Y ni siquiera con la antigua. En estos tiempos de mierda de lo políticamente correcto, me temo que "Blancanieves y los siete enanitos" tendría hoy que titularse: "Caucásicanieves y las siete personas de baja estatura". A mi tampoco me sienta demasiado bien para las "depres", pero ¡qué Demonios! el chaval escribe bien. ¿O no?

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  3. Case te recuerdo que la literatura está llena de grandes comedias,tan geniales como las mejores trágedias; género que creo que nuestro churruspitirrinin bordaria porque el ingenio no le falta y es más díficil conseguir una sonrisa que una lágrima, no me centres solo en los cuentos infantiles que son la iniciación de los más peques a la literatura .

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