MUSILOCOS MUSILOCOS MUSILOCOS MUSILOCOS MUSILOCOS MUSILOCOS MUSILOCOS MUSILOCOS MUSILOCOS MUSILOCOS


lunes, 7 de febrero de 2011

Punto de inflexión.

Acabé lo que tanto tiempo atrás había comenzado. Quizás me ha llevado más tiempo del necesario. No. Mejor lo afirmo. Me ha llevado más tiempo del necesario. Pero lo he acabado. Fin de un camino. Comienzo de otro. Espero, en esta nueva etapa, encontrar algo que me motive, que me obligue a acelerar la marcha pero siempre con paso firme. Uno, dos, tres,.. Objetivo: ser feliz. Dirección: por determinar.

En estos momentos no tengo ni la más ínfima idea de cuál será el camino que elegiré. No sé lo que me deparará el futuro, aunque para ser sinceros, tampoco es algo que me preocupe en exceso. Vivo el hoy. El ahora. Este segundo y el siguiente, y el siguiente también. Soy feliz. Aquí. Ahora. No puedo pedir más. Pero debo elegir. Aunque este no sea el mejor instante para tomar la decisión más importante de mi vida. La que me marcará para siempre. Necesito una pista. Comodín de la llamada. Mi consciente no responde. Difícil decisión para el subconsciente. Me planto. Concierto una cita conmigo mismo. La agenda está vacía pero no encuentro el hueco oportuno. Hasta en un cara a cara personal sale mi lado más cobarde. Huyo. Pero no la dejo atrás. La decisión no podrá demorarse demasiado. Sé lo que tengo que hacer pero no quiero aceptarlo.

Pasa un día. Nada. Pasa otro día. Nada. El punto de inflexión no aparece. Suele ocurrir cuando esperas que el tiempo tome las decisiones que debes tomar tú. ¿Norte o sur? Quizás sea cobardía o indecisión. ¿Este u oeste? O simplemente que no me gusta equivocarme y prefiero apostar sobre seguro. Escruto candidatos que lo hagan por mí. ¿Dónde está el destino? ¿Dónde está el guion que dirige nuestras vidas? ¡Dios ayúdame! Silencio. Me sorprendo. Nadie responde. Será que nuestras vidas son el cúmulo de consecuencias que provocan nuestros actos, nuestras decisiones. Sí, lo es. Nosotros escribimos nuestro futuro, elegimos que camino andar. Sabia reflexión. No me alivia. Peor. Ahora sé que realmente marcará mi vida. ¿Y si me equivoco? Buscaré responsables. Yo, yo y… únicamente yo. Miedo. Tengo miedo. Al fracaso. Nivel de riesgo no aceptable.

Veamos el lado positivo. No puede ser tan malo. Mucha gente ha estado en mi situación y ha elegido. Muchos se habrán equivocado y habrán sabido remontar el vuelo. ¿Y los que no? ¿Los que se han estrellado? En esos son en los únicos que pienso. Me adelanto. Veo el final. Me pongo en lo peor. De esta manera mis expectativas siempre serán cumplidas. Igual debo conformarme con esto y tirar hacia delante. Pero sé que desviarme unos grados en mi dirección, a estas latitudes tempranas de mi vida, supondrá al final del camino, una gran variación entre el punto donde me encuentre y el destino fijado. Kilómetros. La felicidad. Una vida.

Respuestas. Necesito respuestas. Soy un hombre de ciencias. Encontraré las respuestas. Las matemáticas siempre son exactas. Hagamos cálculos. Inventemos dimensiones. El tiempo tiende a cero. Mi indeterminación a infinito. Resultado igual a error. Diez segundos para la autodestrucción mental. Diagnóstico locura.

2 comentarios:

  1. Hacía tiempo que no leía nada tan intenso. Una magnífica descripción de lo que en una vida humana es una encrucijada. Y sin embargo, a pesar de todo, una vida no es más que una sucesión de ellas, algunas nimias, otras que nos empeñamos en ver como trascendentes. A la postre lo único que cuenta es enfrentarnos a ellas. NO es importante equivocarse o no, hay muy pocas cosas en esta vida que no tengan remedio, lo importante es poder echar la vista atrás y contemplar nuestras elecciones como los pequeños triunfos que coronan nuestras vidas.

    Estoy seguro de tus elecciones tanto como lo estoy de tus capacidades. Adelante amigo.

    ResponderEliminar
  2. No soy de mucho comentar últimamente pero no puedo quedarme indiferente ante una reflexión tan interesante.
    Las cosas que nos suceden, buenas o malas, nos marcan gran parte del camino, nos enseñan a superar obstáculos y a crecer como personas.
    Las que dependen de nuestras decisiones, esas son las realmente difíciles. Apostar, invertir con cierto riesgo, en algo tan único, irrepetible y definitivo como nuestra propia vida es un ejercicio costoso.
    Cada segundo tomamos decisiones, unas triviales y otras definitivas, pero la irreversibilidad de algunas dependerá siempre de nuestra capacidad de reiniciarnos o de rectificar. Por eso no debemos tener miedo a tomarlas.
    Las expectativas, las justas. No es conveniente sobrevalorarse pero tampoco dudar de nuestra capacidad.
    Una vez leí que la vida es algo que sucede mientras hacemos planes y quizás sea ese el mejor modo de asumir el día a día, saboreando los instantes de felicidad como un descanso entre las muchas emociones negativas que la rodean, miedo, inseguridad, fracaso, tropezones y rectificaciones permamentes sobre la dirección esa fina línea que, por más que nos hayan enseñado en geometría, ni es recta ni debería serlo.
    Solo se trata de vivir
    esa es la historia
    con la sonrisa en el ojal
    con la idiotez y la cordura de
    todos los días,
    a lo mejor resulta bien.
    (Juan Carlos Baglieto)

    ResponderEliminar