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viernes, 25 de febrero de 2011

AHORA YA NO ESCRIBO

  Y por fin, nuestra Calenda se ha decidido a ponerse las pilas y no sólo comentar, aun siendo de agradecer, los posts de los demás compis...
  Y va y nos presenta un texto en el que parece disculpar que no escribe, escribiendo un magnífico relato intimista y suave como la luz de las velas. Un relato como los que brotan de las almas sensibles. Gracias Calenda.



AHORA YA NO ESCRIBO


  He soñado una vez más contigo, y como siempre, en mi sueño aparecías desdibujado, con ese entremezclado de sensaciones, oscilando entre lo que eres y lo que mi mente pertinaz desearía que fueras… y en mi despertar, lento y perezoso, he recordado los tiempos en los que escribía…

  Los sueños deben ser escritos nada más despertarse si pretendemos recordarlos, decías. Y tu, que de soñador tenías muy poco, asistías complacido al relato de los míos, porque yo lo escribía todo: el relato de nuestros primeros encuentros, el relato de mis deseos, el relato de mis esperanzas, el relato de mis miedos, el relato de mis frustraciones, el relato de mis decepciones, el relato de mi resignación, el relato de la lejanía, el relato de la desesperanza, el relato del adiós…

  Un día puse en tus manos una preciosa libreta roja, te pedí que escribieras y te reíste con esa risa a medio camino entre la burla y la ternura, aplazando, como siempre con todo, el momento de hacerlo, pero yo, tenaz, insistente, encendí luces a tu alrededor.

  Entonces empezaste a hacerlo, tímidamente al principio, pero creciendo cada día en una progresión lógica, esperada por mi, conocedora de tu profundidad interior y tu oculta maestría.

  En poco tiempo comenzaste a emitir tu propia luz, una luz cada vez más brillante, cada vez más intensa que te permitió ver tu propio reflejo, hermoso y lleno de poder, una luz que una vez en tus manos, se convirtió en faro cuando la dirigiste hacia los demás.

  Somos palabra, te decía, porque no tenemos más que eso, palabra.
  Somos palabra porque no hay besos ni abrazos, ni perfume, ni piel, ni ropa que quitarse, ni un rincón oscuro tras una puerta cerrada… tan solo palabra.
  Somos palabra, te decía, aún sabiendo que no entendías nada. Y aún sabiendo que mi palabra , poco a poco, empezaba a resultarte excesiva, agobiante, aplastante, en un devenir lento y fatigoso como una cuesta arriba, reflejo, como el más cruel de los contrapuntos, de nuestra cuesta abajo.

  Ahora ya no escribo porque , como los sueños no escritos nada más despertarse, no quiero recordar y prefiero leerte con una sonrisa.

  Ahora ya no escribo porque mi poesía ha derivado en prosa, y mi prosa es oscura y melancólica.

  Ahora ya no escribo porque he comprendido que cuando estoy callada, te parezco ausente y así es como te gusto.

 Quizás algún día, con el paso del tiempo, alguien me pida que lo haga.
 Quizás algún día, con el paso del tiempo alguien me regale una preciosa libreta roja.
 Quizás algún día , con el paso del tiempo, alguien encienda luces a mi alrededor y eso me permita, aunque sea como un tenue reflejo, escribir… únicamente para mi.

Calenda

5 comentarios:

  1. Es precioso Calenda me gusta como hablas y como escribes toda una profesora eres genial y una mujer muy sensible por como escribes te quiero linda y lo sabes muackkkkkkl

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  2. Espero que tu libreta roja jamás se quede sin hojas; que siempre tengas un bolígrafo bic con el cual deleitarnos con tu narrativa

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  3. Eres sensible calenda y se nota.
    Yo te pido que escribas y nos deleites con tu buen hacer. Te regalo una libreta, roja, azul...del color que quieras o de colores.. y las luces ya han empezado a encenderse porque tú eres luz en si misma.
    Yo no escribo...parezco callada y ausente.. pero no.. estoy ahí, disfrutando de relatos como éste.
    Un beso.

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  4. Libretas rojas, cajas de madera, un estuche de pinturas de cera. Pequeñas cosas que llenan los huecos que quedan entre trama y urdimbre del tapiz de las vidas y amplifican esa fuerza que convierte molineros en reyes.

    No pares de hacerlo. Ni de escribir ni de brillar iluminándonos porque te echaríamos mucho de menos.

    Besos

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